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miércoles, 21 de abril de 2021

Los ojos de la Nocturnidad "día del libro"

Dedicado a Serafín y a sus hermanas, cuando eran pequeños.

Los ojos de la nocturnidad

—Sentaos aquí Paqui y Pili; no, así no… Debéis pegaros a mí así, una a cada lado Para que podamos ver lo mismo los tres.

—¡Vale! —Contestan ilusionadas y a dúo las dos niñas.

“Mientras que la noche se cerraba en la oscuridad, la inmensa luna se va escondiendo de prisa entre las nubes…

¿Es que acaso temía ser vista?...                                                      

Un escalofrío heló la espalda de los pequeños, a la vez que unos ojos abiertos a la nueva penumbra, desprendían los escasos reflejos proporcionados por el blanco, y oculto satélite”…

—¡Tengo miedo Sera! —Susurró Paqui muy bajito —Yo también —Dijo Pili con voz temblorosa.

—Pssss —Contestó su hermanito —Tranquilas, que yo estoy aquí, con vosotras; y, ya que mis manos están ocupadas, cogeos fuerte a cada lado de mi chaqueta…

“Los enormes ojos parecían no pertenecer a rostro alguno, vigilando en busca de algún despistado que confiado en no ser visto, pasease la noche a deshora por el Reino de lo Desconocido”…

—¿El Reino de lo Desconocido dónde está Sera? —A lo que Serafín docto como el más sabio de los maestros contestó:

—Podría estar en cualquier lugar, Paqui.

Cualquier lugar inexplorado, podría ser parte de ese reino, que por fuerza, ha de ser  infinito.

—¡Ahhhh! —Contestaron las niñas, no muy seguras de haber comprendido la explicación de Serafín.

“Se hizo un silencio… El silencio, aunque siempre está presente, no siempre es detectable; no siempre se nota la presencia de un buen silencio…

—¿Pero por qué Sera?

—No lo sé niñas…

“Como todo lo oculto, el silencio es un claro ejemplo de que siempre estará ahí, pero nadie que no hiciese caso de ese silencio, podría detectar su presencia”.

—Psss —Serafín que intuyó las preguntas de Paqui, y de Pili, acercó el dedo índice de su mano derecha a la boca y, chistó. Casi, en absoluto silencio.

Paqui y Pili abrieron mucho los ojos y también la boca, pero enseguida la cerraron, no deseaban que sus palabras tuviesen la culpa de borrar aquella nada de silencio sepulcral, que parecía inundar la noche, en aquella supuesta… “NADA” nocturna.

“De pronto, los ojos se abrieron aún más enormes, al instante de que aquella nube apresurada olvidó por un momento, la ocultación de la luna.

Uno de sus fulgores, “el más travieso de todos” aprovechó el nimio fragmento de tiempo, ya que se aburría soberanamente, y estaba harto de no ser punto de atención entre las nubes, y crecía dentro de sí aquella necesidad imperiosa, de hacer brillar como cada noche, a su pizca de natural protagonismo…

¿Pero qué era aquél aire húmedo y caliente que asomaba a la cara de los niños?

Bajo los ojos surgió gracias al rayo travieso, el reflejo de una especie de sonrisa blanca y abierta, que a cada instante, se asemejaba más y más, a un bostezo descoyuntador de mandíbulas; a la vez que un rugido mató en un instante al silencio”…

—¡Socorro! —Gritaron Paqui y Pili las dos juntas —Mientras que Serafín cerró con fuerza extraordinaria, las páginas de aquél pavoroso libro.

 

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta 


Firmando #LasVacacionesQueiluminaronMiVida

Novela publicada por Editorial Dalya. 

jueves, 17 de diciembre de 2020

Presentaciones de libros... Me la recuerda el Facebook.

En la presentación:
Me asomé a mirar y enseguida, me senté la primera y en la primera fila.
Escuché a mi abuela (que siempre va detrás de mí intentando controlar todo cuanto hago)… preguntar:
—¿La primera fila está reservada?
—No, mujer, puedes sentarte donde quieras…
—Es que la niña se ha sentado la primera, y veo que me está guardando sitio…
—Tranquila, mujer… Ja Ja Ja. Eso es que no se quiere perder detalle.
El interés siempre es de provecho, los niños ya se sabe, cuanto más interés presenten por los actos culturales, mucho mejor.
La veo muy contenta, y eso también es muy bueno… Pocos niños se dejan traer a estos actos…
Se la ve despierta y lista.—Mi abuela escuchó orgullosa y apartando alguna silla que otra, se colocó pegada a mí (literalmente hablando)
La amiguita de mi abuela, comenzó la presentación de su novela… No recuerdo demasiado bien de qué iba, pues mientras que ella hablaba, yo distraía mi mente con un blandi-blue rojo con ojos que cuando lo estiraba o encogía cambiaban de forma y posición, y que venía además acompañado por una réplica exacta de cucaracha fabricada con plástico del mismo color marrón oscuro característico de esos insectos o bichos… O lo que quiera que sean…
¡Sí, de esos que dan tantísimo asco!
¡Claro!
De esos que cuando te ven y se dan cuenta de que les has visto salen corriendo a la mayor velocidad que pueden dar de sí sus patitas.
Sí, de esas que cuando tú las ves, sales corriendo en dirección opuesta a la dirección en la que ella había salido corriendo.
¡JA, JA Ja!!!!…
Sería algo muy gracioso, si no fuese por el miedo que dan… Y… por ¡EL ASCO!!!
Después de un rato de esconder y asomar a “Cuky” (que así la bauticé) en el contenedor del blandi-blue…
La amiguita de mi abuela terminó de decir de qué trataba su novela.
¡Me alegré!
Guardé a Cuki en su bola y…
Al instante, me di cuenta de que sólo fue un espejismo…
Cuando dejó de hablar la amiguita de abuela, comenzó a hablar una mujer que había escrito también una novela…
No recuerdo su nombre, ni recuerdo de qué habló... Era algo de una peluquería y de cosas que gustan o no gustan a sus clientas…
Me resigné, y permití otra vez que Cuki saliese de su contenedor y volviese a jugar conmigo…
No me enteraba demasiado de qué decía la mujer, hasta que apareció una palabra rara…
Enseguida pregunté a mi abuela…
—Abuela, ¿qué es erotismo?—Mi abuela me miró y pensó un rato…
—Un género literario—Contestó.
Dejé de jugar con Cuki y presté mayor atención a las palabras nuevas y extrañas…
¿Por qué decía aquella mujer que echaba polvos?... Volví a preguntar a mi abuela…
—De la harina, porque es cocinera...
—¿Pero no habíamos quedado en que era peluquera?
—Pues serán del maquillaje—Contestó mi abuela…
Surgió otra palabra… sexo…
Mi abuela cogió la casa de Cuki, mi chaquetón, mis pañuelos, mi botella de agua, y dijo:
—¡Uy! Qué tarde es…
—¡Vámonos Ana!
Obedecí, a pesar de que se estaban poniendo interesantes las palabras raras… Pero más interesante estaba la calle con la iluminación navideña, la pista de patinaje sobre hielo, los caballitos, la montaña rusa de alces… El árbol enrome construído de luces…
La casa de Papá Noel, el portal de Belén pegado a la iglesia Mayor…
La calle, era un lujo reluciente, brillante y navideño…
Distraje a mi abuela para que ella también disfrutase de todo lo que la calle regalaba a nuestros ojos ávidos de luz y alegría, quería que impregnase su mirada de belleza, de armonía, de fraternidad y gozo festivo sin igual, que aflora del silencio invernal cada año en estas fechas…
Qué importaba un rato más…
…Cerca ya de casa…
—¡Abuelo, conozco un género literario nuevo!
—¡Qué bien. Cuánto aprende mi niña con su abuela!
¿Y qué género es ese?...
—¡El erótico, abuelo!
Ahora, en cuento llegue a casa, miraré en mi ordenador todas las palabras raras que han surgido en la presentación de la amiguita de abuela.
©Copyright © 2017 
All rights reserved Mercedes del Pilar Gil Sánchez #AbuelaTeCuenta
🙇🙋🙎👸👩👧


viernes, 6 de noviembre de 2020

Grítalo al silencio, amigo-amiga.

 Cada día en Instagram leo jóvenes frases dictadas por un sinfín de desesperanzas. 

Quizá lo de, esta red social o el postureo, el culto a la imagen, la superficialidad de vidas que se empeñan en mostrar perfecciones en quirófanos buscadas…

Viajes revelados al público que conducen hacia ninguna parte, ostentosos lujos superfluos, y logros desmedidos…

Sin embargo, cuántos de nosotros hemos visto a rostros bellos conocidos cambiar su belleza natural, por imperfección pagada y perfecta… cuyo resultado ha sido una perfección funesta.

Todos somos hermosos queridos chiquitos cargados de penas. Todos somos importantes, todos merecemos amarnos a nosotros mismos. Nadie hallará la felicidad en la perfección exterior de un cuerpo. Podrá hallar quizá en todo caso la admiración de personas afines, pero quien busca perfección en una figura externa, se hará responsable de ella hasta el punto de renunciar a todo cuanto el mundo ajeno a sí mismo le ofrezca, y cualquier revés en su anatomía, habrá de llevarles hacia una frustración y a la búsqueda de una perfección nueva, pues nada dura para siempre, y el espejo se convertirá en el mayor enemigo de él o de ella, puesto que el alcance de la figura perfecta jamás será sexista, y será buscado por ellos quizá, con mayor empeño que por ellas.

Entendedme queridos amigos, yo no juzgo que este método de búsqueda esté mal; porque no lo está mientras que a su protagonista correspondiente, le haga alcanzar la tan difícil felicidad.

Mi pensar que podría ser único, o contar con más adeptos… es que cada uno de nosotros buscase la perfección de su propio ser, en aquello que más le gustase hacer, para llegar a aceptar y valorar su entidad como única a la que amar y respetar, para así, concederle día a día el deseo íntimo de seguir viviendo.

Y aquí quería llegar.

Verás, querido o querida amiga, la vida está llena de altibajos por el mero hecho de ser vivida… A la vida no se la puede hacer para perfeccionarla ninguna cirugía, pero es nuestra, y lo único que realmente poseemos; el legado divino perfecto que se traduce en respirar con armonía para dar continuación a un ritmo cardíaco capaz de oxigenar correctamente a nuestro cerebro; nuestro órgano más importante, y verdadero motor.

Es a él a quien deberíamos perfeccionar.

Jamás debemos recrearnos en el dolor que ha generado un pasado, o un día, porque la vida no es únicamente presente ni pasado, la vida debemos basarla en acciones para el futuro, y ganarnos éste con nuestras ganas de vivir el día a día.

Los sufrimientos pasados siempre nos servirán de enseñanzas.

Tenedlo presente, ya que todos hemos vivido falsos amores, y más falsos amigos que nos han llenado de daños morales, para ser clavados en nuestras entrañas hasta convertirse en daños físicos. Pero…

¿Y qué pasaría si no existiesen esas funestas enseñanzas de vida?...

Sí, enseñanzas, mis tristes niños… “Estaréis hartos de esas frases que parecen frases hechas” Os comprendo… Ya lo creo que os comprendo… Si no existiesen ese tipo de enseñanzas, repetiríamos las desgracias, no sabríamos prevenirnos contra quienes no saben valorarnos o simplemente nos envidian.

La envidia suele ser muy dañina ya que quien te envidie gozará con tu pena, y si le es posible se disfrazará de la amistad para tratar de agrandar aquello que te ha llevado hacia la desesperanza.

Por eso, no has de centrarte en lo malo ocurrido, debes respirar con mayor fuerza, levantar tu ánimo y centrarte en ti.

Nunca te concentres en lo malo que haya o no ocurrido, concéntrate en ti, en la felicidad que la vida ha de devolver a tus esfuerzos en ese merecido futuro que espera para ti a la vuelta de la esquina.

Lucha querido ser entristecido, y hazlo con todas tus fuerzas.

Comienza por poco, por decírtelo en silencio al principio, para mirarte después al espejo sin miedo, y ya sin necesidad de pensarlo, repetirle a la imagen que él lleno de bondad te devuelva:

¡Voy a ser feliz… Voy a luchar… Voy a vivir… Voy a quererme desde hoy, a mí mismo/a!!!!

Grítalo al silencio si es que te hiciese falta, pero quiérete y vive.

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez

#AbuelaTeCuenta

¡Vive!

https://www.agapea.com/Mercedes-del-Pilar-Gil-Sanchez/Las-vacaciones-que-iluminaron-mi-vida-9788494695025-i.htm

sábado, 31 de octubre de 2020

El pijama de calabaza

Hace dos días, le compré a mi niña un pijama – disfraz para la noche de Halloween con el que simulará ser una rica calabaza…

Le ha encantado, y al ponérselo esta noche ha cantado tremendamente contenta…

¡Soy una calabaza!

¡Soy una calabaza!

Mientras que salta sobre la cama sin querer dormirse. Nos dieron las tantas de la madrugada cuando por fin fuimos capaces de descansar a pierna suelta, presos de la resaca emocional de mi chiquitina.

A la mañana siguiente nos despertamos tarde, sin prisas, puesto que se trata de la celebración de un día festivo, y no nos había dado tiempo de desperezarnos cuando echamos de menos los gritos y ruidos cotidianos que suelen acompañar a nuestra pequeña.  Reinaba  aquí, un silencio sospechoso que venía a encoger el ánimo de toda la casa, y ese ha sido el hecho desencadenante para que se desatase en  nosotros, una angustiosa alerta.

“¡Nena!

Nenita… ¿Estás despierta?”

Grité desde el pasillo, al tiempo que abrí la puerta de su habitación…

Creo que mis gritos han sido escuchados en el resto del vecindario…

¡Ahhhhh!

¡Nena, nenita!...

Grité aún más fuerte agitando una calabaza inflable y enorme que descansaba sin dar más importancia al hecho, sobre la cama de mi pequeña…

La abracé, abracé a la calabaza con todo mi cariño y llena de frustración materna me desgañité nombrando a mi pequeña…

Anita… cariño, vuelve a ser tú… Te quiero mi pequeña; por favor, regresa con mamá… ¡Regresa Anita; regresa!...

Mis ojos no veían detrás de tantísimas lágrimas que mojaban mi pijama hasta llegar para descansar sobre mis pies descalzos…

De pronto la escuché...

“¡Mamá”

Miré a la calabaza desconcertada, pues su boca seguía estática, sin una pizca de movimiento…

“¡Mamá!”

La volví a escuchar decir… Entonces por pura intuición se me ocurrió mirar bajo la cama…

“Hola mamá”

Sonreía mi pequeña bajo la cama con una chocolatina en su mano derecha, y toda su cara embadurnada de marrón chocolate.

No fui capaz de sostener el llanto producido por aquella tremenda angustia convertida en emocionante alegría.

La besé mil veces…

¡Te quiero, mi preciosa muñequita de chocolate! 

Le dije... y enseguida, mi corazón dio un vuelco de nuevo...

¿Y si volvía a suceder?... Nació en mi mente un nuevo temor y una nueva imagen de chocolatina gigante con la cara de mi niña...

https://www.amazon.es/Mercedes-del-Pilar-Gil-S%C3%A1nchez/e/B00QFT2T7C/ref=dp_byline_cont_pop_ebooks_1

©Mercedes del Pilar Gil Sánchez

#AbuelaTeCuenta


sábado, 4 de febrero de 2017

Morir en Roma

Los habitantes de la antigua Roma gracias a su ansia conquistadora se habían hecho adictos a la sangre, y con ello, adictos a embriagar sus cuerpos con dosis cada vez mayores de  su propia adrenalina.
Las sangrientas gestas de sus guerreros en los distintos campos de batalla, eran capaces de llegar a Roma antes que ellos mismos; les precedían hazañas de descuartizamientos de aprensiones de esclavos, de represiones a pueblos lejanos y ajenos, consistentes en vestir árboles desnudos, con personas colgadas boca abajo a las que dejar morir de sed e inanición en lentas agonías. De poblar caminos con crucificados, violaciones de mujeres casadas y robos de vírgenes para ser mancilladas en ventas al mejor postor, sin mostrar un ápice de respeto por las ajenas vidas en países ajenos.
Los pobladores civiles de Roma llenaban sus oídos de barbaries que corrían de boca en boca atribuidas a centuriones, o decuriones, a signifiers que permanecían impasibles en medio de la batalla dando honor y prestigio a su estandarte, portándolo y llevándolo a salvo a la primera línea de la contienda, o a alguno de los gregarius que sobresalían de entre los miles de gregarius que acudían al campo de batalla. Los civiles gozaban de estas gestas imaginándose protagonistas, recreando en sus mentes las hazañas contadas de boca en boca como propias. Pero eso, poco a poco se iba haciendo insuficiente; la plebe romana necesitaba ver. Necesitaba sentir el placer de la sangre, poder oler el dolor de la lucha, gozar de batallas cuerpo a cuerpo… Necesitaban sentir en sus ojos el poder de una evisceración en directo, la amputación durante un combate de brazos, dedos o piernas a cargo de afiladas hachas, puntiagudas espadas, o notar el estremecimiento del pánico de un hombre atrapado en una red y que es sabedor de que en unos segundos arrebatarán el alma de su cuerpo.
Los habitantes de Roma, se habían aficionado a la lucha, sin luchar, sin participar en algo tan excitante, tan digno y tan atractivo como ganar en una batalla.
Los pequeños se ejercitan en la lucha antes de dejar el pecho de sus madres para ser convertidos en nuevos reemplazos de gregarius una vez terminado su crecimiento, o antes de alcanzar el punto de madurez de la adolescencia, para hacer realidad sus sueños de lucha cuerpo a cuerpo, o el sueño originario de contienda de sus propios padres.
Para dar rienda suelta a la obviedad de hambre de descargas adrenalínicas se fueron construyendo fosos de pelea del que ninguno de los contendientes tenía de él escapatoria alguna. Estos pequeños fosos no calmaban el apetito de sangre de los romanos, carecían de cómodos asientos, de aforo suficiente para que pudiesen disfrutar el espectáculo más de un puñado de hombres…

Los romanos necesitaban disfrutar en plenitud poblacional, necesitaban formar auténticas jaurías de personas enardecidas a favor de la aniquilación y de la muerte. Sí, los romanos necesitaban inmensos recintos que poder bañar de múltiples sangres de múltiples hombres nacidos para morir matando romanos en países lejanos conquistados por Roma.
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Mercedes del Pilar Gil #AbuelaTeCuenta   Copyright © 2017 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una mañana APLASTANTE


Debía salir a la calle; esta mañana le agobiaba la casa…

Dejó todo sin hacer y salió como expulsada por un tirachinas de tamaño descomunal. Le quemaba la tranquilidad del hogar que contrastaba con su interior agitado y plagado de preocupaciones que le estaban resultando muy difíciles de resolver…

No le importaba demasiado hacia dónde encaminar sus pasos…

Necesitaba aire en la cara y viento helado que le pudiese despejar…

Sin darse ni cuenta llegó al centro comercial, tras haber traspasado un puente peatonal que le separaba del pueblo… Solía encontrarse en ese camino… vecinos… amigos a los que saludar o hasta… Algunas veces… Podría dar la casualidad que se encontrase a su hermana o a su prima Manuela…

Hoy, no había nadie para consolarla…

Nadie pasaba hoy el puente, y las preocupaciones la aplastaban hasta dejarla del grosor de un papel de arroz como en el que venían envueltas las bolsitas de té.

El centro comercial estaba concurrido, miles de personas se habían dado cita (por pura coincidencia horaria) para efectuar sus compras a la vez…

Era tanta la necesidad de hallar a alguien conocido, que para sus adentros iba rogando:

“Que encuentre alguien con quién hablar” y repitió la súplica una y otra vez para sus adentros… Para no verbalizarla y la confundiesen con una loca.

Cerca del puesto del pan, divisó de lejos a su amiga Conchita. Aceleró el paso para no perderla de vista y…

—¡Conchita… Conchita!…—Alzó la voz Adelina para reclamar el interés de su amiga.

Conchita no giró la cabeza; no prestó atención a la llamada desesperada de Adelina…

Con lo que Adelina le atajó por uno de los pasillos cargados de productos, y se hizo la encontradiza dos pasillos más allá…

—¡Conchita… Qué alegría verte!...—

—Ah, Hola, Adel… ¿Qué tal?...—

—Pues ya sabes… Preocupada con la operación y demás… problemillas…—

—¡Que te vaya muy bien… Que tengas mucha suerte!...—

—Gracias… Conchita… Verás…—

—¡Que te vaya todo bien… Adel!...—respondió Conchita dando unos pasos hacia atrás, girándose hacia el lado contrario a la posición que ocupaba en aquél inmenso espacio Adelina.

Adelina comprendió que Conchita, no estaba por la labor de prestarle la más mínima atención… que debía ahogarse con sus penas, que quizá ella no era importante para nadie…

Quizá… debería dejar de ser importante también para sí misma…


©Mercedes Del Pilar Gil #AbuelaTeCuenta
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martes, 17 de mayo de 2016

El que calla otorga

Un certero párrafo se clavó en mi mente y allí anidó con la loca intención de hacerlo a perpetuidad. 

¿Certero?

“El que calla otorga” 

Decía aquél cartel colgado en la más cutre de las paredes, y desde entonces no he parado de darle vueltas para lograr comprenderlo en su totalidad.

“El que calla” 

He de confesar que siempre he sido muy callada.

Siempre me ha costado hablar… 

Pero de ahí a “otorgar”… 

¿Otorgar el qué?... 

¿Qué tengo para otorgar?...

¿A quién le interesaría que yo otorgase?...

Mis visitas son recibidas una única vez, y  nadie muestra interés en hablar conmigo.

Consideraría una falta de respeto, oír... 

- ¡Hola, Muerte, otórgame algo! -

Es que…

Relato finalista y seleccionado para figurar en un libro de micro-cuentos Se han seleccionado 197 entre 3500 micro-cuentos.

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martes, 5 de abril de 2016

Pero qué me pasa?

No entiendo qué me pasa, pues me acabo de despertar… Recuerdo haberme acostado ayer a las 22.00 horas y me he despertado ahora, he mirado el reloj y son las nueve y cuarenta y cinco. Está todo tan oscuro...

Ésto indica, que han pasado cerca de veinticuatro horas desde que me quedé dormida.

Siempre he padecido una ligera fotofobia ante los bruscos cambios lumínicos, sin embargo, se ha exacerbado, he intentado encender la luz y además de cegarme, he tenido sensación de quemado en mis ojos, me ha sorprendido además, que puedo ver bastante nítidamente en la oscuridad.

No recuerdo demasiado bien qué pasó ayer… ¿La fiesta?… ¡Había una fiesta!… No recuerdo de qué… ¿Salí de allí? No recuerdo bien... con quién ni cómo, ni qué hice después… salvo que miré el reloj antes de quedarme dormida.

Ha sido una noche extraña… Me desperté con el pelo hacia arriba, tal y como se podría poner si hubiese dormido boca abajo… Me refiero a… "colgada por los pies".

Tengo que beber o comer algo... me siento desfallecida.

Me cegó por segunda vez, la luz del frigorífico al abrirle para coger un vaso de leche.

A tientas, con los ojos cerrados, noté un frescor tropezar con mi mano. Lo cogí. Cogí un filete de hígado crudo que reposaba sobre un plato. 

Lo lamí con avidez, necesitada del líquido sanguinolento que rezumaba.

Noto algo extraño dentro de mi boca. Algo puntiagudo...

Me corté la lengua al pasarla por entre mis dientes, al notar que sobresalían de mis labios sendos colmillos, que venían a clavarse sobre mi labio inferior. 

Estoy muy asustada...

Es extraño… noto mis ojos más grandes, como redondeados.

-Debo habituarme a la luz.

-Encenderé una pequeña vela.

-Si voy acostumbrándome poco a poco….

-Necesito veme en un espejo.

-¿Qué diantres tengo en el cuello?

-Son dos heridas punzantes, longitudinales y simétricas...

-Lo extraño es que no me duelen...

-Es como si me hubiese mordido una serpiente...

-Porque... ¡Los Vampiros no existen!...

-¿Los Vampiros no existen?...

-¿Me han crecido las uñas?

-¡Qué confusión!

-¡Qué pánico!

-¡Por fin, un espejo!...

-¡Aaaahhhhaaaaahhhhahhhahhaaaaa!!!!

-¡Qué susto!

-¡Ahora lo recuerdo todo!

-¡Temí no reflejarme en el espejo!

Ayer tuvimos la fiesta vampira, bebí y me quedé dormida o perdí el conocimiento cuando me colgué en la lámpara del techo. 

Debí caer, y alguien me recostó sobre el sillón  dejando mi cabeza colgar y mis pies hacia arriba (supongo que me permitieron conservar la misma postura que tenía cuando me colgué de la lámpara) O pudiera ser que lo de la lámpara lo haya soñado? O no? He alumbrado hacia arriba con la vela y ahí hay un zapato de tacón que... ¿es mío?...

Formando parte de la decoración pintado en la pared, hay un reloj que marca las 22.00 horas. 

-Quizá debería abrir las persianas...





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"Las Vacaciones que iluminaron mi Vida"
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martes, 24 de noviembre de 2015

Desde que te marchaste

Desde que te marchaste...

Desde aquel horrible día,
que tus pasos dirigías 
hacia un lugar sin regreso, 
mis días ya no son días, 
mis sueños, ya no son sueños.

Pues mi vida ya no es vida. 
Mi vida eres tú, y estás lejos. 
Ya no sueño con besarte, 
pues tus labios no los tengo. 

Ya no recuerdo tus ojos, 
ya no recuerdo tu pelo…
Pero sí recuerdo cómo 
me bañaba en tus ojos, 
y en tus miradas de cielo.

Recuerdo cómo te acariciaba, 
y besaba tu cabello.
Ya no recuerdo tus manos, 
ni me acuerdo de tu cuerpo.

Pero sí recuerdo, cómo 
mis lágrimas enjugabas, 
derramándose ansiosas, 
por tus manos, 
y  también entre tus dedos.

Recuerdo además que en mi cama,
tu calor era deseo.
Ya no sé si te recuerdo, 
ya no sé si te deseo, 
aunque sí sé que a solas… 
A solas, siempre te espero.


Para superar tu ausencia 
tejo una malla continua. 
Una malla 
que hallará el final...
A tu regreso.

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lunes, 16 de noviembre de 2015

Una Muerte Inesperada!

Tras la reja que me separa de la arena, recuerdo los días felices a muchos pies de distancia de Roma, en la hoy Tracia Romana, donde mi posición holgada, me permitía gozar de privilegios importantes, tales como criados encargados de mi persona, de mis hijos y mi amada esposa.

Mi educación había seguido el camino de las artes escritas, para llevar constancia del legado del reino, sus tesorerías y patrimonio. Un trabajo delicado y pulcro que llevaba con gusto, tratando siempre de ser lo más exacto posible en los cálculos y reseñas patrimoniales.

Jamás recibí entrenamiento armado para no estropear mis manos, que resultaban entonces valiosas y debían ser protegidas de golpes que pudiesen dejarlas lisiadas e inservibles. Las manos de los cuestores, son tratadas como delicadas joyas en mi lugar de procedencia.

Tras la invasión Romana, fui sometido a duros entrenamientos de luchas cuerpo a cuerpo y manejo de espada, red, maza o tridente, y al correcto uso de los objetos de protección: Yelmo, escudo, brazalete y coraza.

Sé que hoy, será mi último día sobre la Tierra pues mis dotes de guerrero son escasas, y mis contrincantes, usan desde niños todo tipo de armas. Han sido entrenados para la lucha por medio de ejercicios que han ido transformando sus cuerpos y sus mentes, en máquinas perfectas para la lucha.

No creo además que si llegase el caso, fuese capaz de ejecutar la última sentencia de ningún condenado, aún saliendo victorioso (caso muy improbable) no podría dar muerte a nadie.

Será la primera vez que exponga mi vida en la arena, y estoy seguro de que será la última. 

Será una liberación para mí esta muerte rápida en la palestra, que librará mi alma y mi cuerpo de esta horrible condena a la que mi vida se ha visto sometida sin remisión, sin vida ni esperanza.

Existe en el hipogeo donde me hallo, un rumor que trasciende desde las altas esferas, sobre un león que esta mañana ha podido alcanzar el Podium, gracias a una biga o carro, que tras perder en la carrera de esta mañana, quedó arrimado al muro que separa las gradas de la arena. Tras hacer huir al auriga, se sirvió del carro como de un trampolín, alcanzando a dar muerte a tres de los ilustres que contemplaban la escena impávidos.

¡Hermosa anécdota para antes de morir!

¡Lástima que no me precediesen más ilustres romanos en mi último viaje!

Desde aquí, no veo las peleas, solo alcanzo a escuchar el graderío siempre exaltado, y cada vez más embriagado de sangre, de la que jamás se encuentran saciados. 

¡Matar y morir… matar y morir!… 

¡Nunca hay bastante sangre para contentar a los sedientos romanos!

Los contendientes que ahora se encuentran en la arena, son los que me preceden. Yo iré tras ellos.

Me anunciarán como el "Cuestor"

Tengo miedo...

Temo que el valor huya de mí, que me abandone antes de la pelea. No quisiera perder la vida corriendo. 

¡Sería vergonzoso! 

¡Sería horrible para mis descendientes el recuerdo de un cobarde!

Alguien grita en el hipogeo…

No entiendo qué dicen…

Oigo los gritos más cerca…

No sé qué ocurre…

Pero… ¿Cómo puedo hacer caso de algo... en la horrible situación en la que me encuentro?

Me han puesto una espada en la mano, y colocado sobre la cabeza un pesado yelmo. 

En el brazo izquierdo me han plantado un escudo.

¡Acogedme, Dioses en vuestros senos!

¡Un centurión grita mi nombre!

       -¡Cuestor!

      -¡Quítate eso y sígueme!

     -¡Debes sustituir a nuestro Cuestor! 

     -¡Que ha resultado muerto esta mañana en el Podium!

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